B.
"Vi bajo el altar las almas."
1. Mediante la visión del Quinto Sello se nos ofrece
prueba irrefutable de que el alma sobrevive la muerte del cuerpo físico.
Juan ve...
a) Cuerpos físicos
no, sino "almas".
b) Seres muertos no,
sino las "almas de los que habían sido muertos".
c) Seres inconscientes
o dormidos no, sino "almas" conscientes.
2. El hecho de estar "bajo el altar" de incienso
que está "delante de Dios" significa
que están en un lugar totalmente seguro y privilegiado.
a) Están cerca de
Dios.
b) No están en el trono
de Cristo (Apocalipsis 3:21; 20:4) sino "bajo el altar". Por lo
tanto, deducimos que este "retrato" de ellas no fue tomado durante el tiempo
del Milenio cuando los mártires reinan con Cristo (Apocalipsis 20:4) sino en
otro momento de su tiempo de "descanso".
3. ¿Quiénes son estas "almas"? No son las
almas de todos los que "mueren en el Señor" (Apocalipsis 14:13) sino
las almas de los mártires.
a)a)
Específicamente, son "las almas de los que habían sido muertos por
causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían".
(1)(1) La frase calificativa
no es "de los que murieron" sino "de los que habían sido
muertos".
(a)(a)
Obsérvese la diferencia entre los modos "murieron" y "habían sido
muertos" del verbo "morir".
(i)(i)
"Murieron" es el modo pretérito indefinido
de "morir".
(ii)(ii)
"Habían sido muertos" es el modo pretérito
pluscuamperfecto de "morir".
(b)
El modo del verbo "morir" en Apocalipsis 6:9 no es el "pretérito
indefinido", o sea, "murieron".
(i)
De haberse utilizado el verbo "murieron", bien podríamos concluir que se
trata de todos los que han muerto en el Señor, ya por causas naturales o
accidentes ya por medios violentos a consecuencia de fe en Cristo.
(ii) Además,
"murieron" no específica, ni por implicación, la causa de muerte. O sea,
"murieron" puede abarcar tanto las muertes atribuibles a causas naturales
como las que resultan de actos violentos o accidentes.
(c) El modo del verbo
"morir" en Apocalipsis 6:9 es el "pretérito pluscuamperfecto",
expresado así: "…habían sido muertos".
(i) Mediante
este modo del verbo, claramente se eliminan las muertes por causas
naturales.
(ii) Además,
este modo del verbo implica, necesariamente, una muerte prematura ocasionada
por fuerzas violentas externas.
(d) Por sí solo, este
argumento basado en el "modo" y las "implicaciones" del verbo compuesto
"habían sido muertos", constituye prueba irrefutable de que
se trata de un grupo particular de "muertos", específicamente, el de los
"mártires" del Señor.
(2)(2) ¿Por qué
"habían sido muertos" estos que se encontraban “bajo el altar”?
(a)(a)
"Por causa de la palabra de Dios", se le explica al apóstol Juan.
Es decir, por creer “la palabra de Dios”, obedecerla,
promulgarla, defenderla y rehusar denegarla públicamente.
(b)(b)
"…y por el testimonio que tenían." ¿Qué cosas
daban "testimonio" al hecho de que estos que "habían
sido muertos" eran seguidores de Cristo? Su conducta cristiana, sus
obras cristianas y su buena reputación entre las personas que los conocían.
(c)(c)
Cuando un cristiano muere de causas naturales, por ejemplo, alguna
enfermedad o la vejez, o a consecuencia de algún accidente no relacionado
con la fe, a nadie se le ocurre decir que el hermano fulano "murió por
causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenía". Esta
terminología se emplea al querer decir que la muerte del hermano mengano fue
prematura y violenta, muriendo él a consecuencia de la fe fuerte que
mantenía en el Señor Jesucristo. Por consiguiente, esta misma clase de
fraseología en Apocalipsis 6:9 también constituye prueba irrefutable de
que se trata de un grupo particular de muertos en Cristo, a saber, el de los
mártires.
b)b) Estas almas
exclaman: "¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas
nuestra sangre en los que moran en la tierra?" La expresión altamente
emotiva "vengas nuestra sangre" también prueba que se trata
específicamente de los mártires de Jesús, y no de los cristianos que
mueren por causas naturales o accidentes.
(1)(1)
No tendría sentido que los cristianos fallecidos de causas naturales
preguntaran: "¿Hasta cuándo, Señor,... no vengas nuestra sangre…?"
Por la sencilla razón de que no derramaron su sangre "por la
palabra de Dios y por el testimonio que tenían". No tuvieron que
resistir "hasta sangre, combatiendo contra el pecado" (Hebreos
12:4).
(2)(2)
La expresión "vengas nuestra sangre" implica,
incuestionablemente, una muerte injusta y violenta infligida por algún
enemigo.
(a)(a)
Natural y lógicamente, no se reclama "venganza" cuando una persona
muere de causas naturales.
(b)(b)
Al fallecer un miembro fiel de la iglesia por causas naturales, ¡a nadie se
le ocurre pedir "venganza"! Hacerlo rayaría en lo absurdo.
(3)(3)
Estos mártires de Jesús piden juicio y venganza "para los que
moran en la tierra", es decir, para los desalmados y obstinados enemigos
de Dios que persiguen y matan a los verdaderos cristianos.
(a)(a)
Sus duros sentimientos al respecto no son "indignos", como alegan
algunos comentaristas, de su elevado estado de "almas... bajo el altar...
que está delante de Dios", sino que armonizan con los mismos
sentimientos del Todopoderoso y de su Hijo.
(b)(b)
La justicia de Dios exige el castigo de los enemigos de Cristo y su pueblo
santo. Se hará justicia y esta "justicia" envuelve "venganza".
(i)(i)
"¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y
noche? ¿Se tardará en responderles?" (Lucas 18:7). El paralelo entre
este texto y Apocalipsis 6:10 es obvio. Los "escogidos" de Dios
claman por justicia. Las almas del Quinto Sello piden justicia y venganza.
(ii)(ii)
"No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira
de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el
Señor" (Romanos 12:19).
(iii)(iii)
"Eso es demostración del justo juicio de Dios,... Porque es justo
delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan"
(2 Tesalonicenses 1:5-10).
(iv)(iv)
"Porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha
juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y
ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella"
(Apocalipsis 19:2). Las almas "bajo el altar" piden venganza. El
texto de Apocalipsis 19:2 enseña que su petición es cumplida a plenitud
cuando "la gran ramera" es juzgada, es decir, es vencida y echada al
fuego eterno.
c)c) A estas
“almas…bajo el altar” se les dice que "…descansasen... hasta que se
completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían
de ser muertos como ellos”.
(1)(1)
Así pues, se desprende que, en adición a los que ya "habían sido
muertos", otros cristianos "habían de ser muertos como ellos". He
aquí, dos grupos de “mártires de Jesús”: (a) El primero: los que ya había
“bajo el altar” en el cielo cuando se abre el Quinto Sello. (b) El
segundo: los que, en un tiempo futuro, “habían de ser muertos como ellos”.
En el transcurso de estos estudios, veremos que “el número” de los
mártires se completa hacia finales del “poco de tiempo” que precede
la Segunda Venida de Cristo.
(2)(2)
Los mismos argumentos basados en los modos del verbo "morir" dados
anteriormente, también son válidos y aplicables en el caso del verbo
compuesto "habían de ser muertos" en Apocalipsis 6:11. No hay lugar a
dudas: en ambos casos se trata de la muerte violenta de los cristianos
que resisten "hasta la sangre, combatiendo contra el pecado"
(Hebreos 12:4).
(3)(3)
"Muertos como ellos." La cláusula adverbial "…como ellos"
significa: "de la misma manera". Ambos grupos sufrirían, pues, muerte
violenta “por causa de la palabra de Dios y el testimonio que tenían”.
(a)(a)
Esta expresión "muertos como ellos" jamás se usa en referencia a los
que mueren por causas naturales.
(b)(b)
Consideremos las siguientes dos afirmaciones:
(i)(i)
Primera afirmación: "Los cristianos fieles del
presente que mueren por causas naturales mueren como aquellos fieles de
tiempos pasados que también murieron por causas naturales. Otros morirán de
la misma manera." Al escuchar esta afirmación, quizá replicáramos: "¿Y
qué? ¿Qué hay de nuevo? ¡Esto no es noticia! ¡Lo natural, lo común, lo
ordinario es que así sea!"
(ii)(ii) Segunda
afirmación: "En el pasado, muchos cristianos fueron muertos por la fe y
otros serán muertos como ellos antes de que finalice la Era Cristiana y se
manifieste la justa venganza de Dios." ¡Esto, sí, es noticia! ¡Esto nos
impacta! Se trata de una profecía altamente significante para el futuro del
pueblo de Dios.
(4)(4)
"Hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos..."
(a)(a)
"El número”, cual sea. Solo Dios sabe el número global de los
verdaderos “mártires de Jesús”.
(b)(b)
Parafraseando, se quiere decir: "Muchos consiervos y hermanos ya han sido
muertos, pero el número de los mártires aún no es completo; otros cristianos
serán muertos de la misma manera".
(c)(c)
¿Ha prefijado Dios un "número exacto" de mártires? No hay revelación alguna
en todo el texto sagrado que nos obligue a pensar que el Señor Dios
Todopoderoso prefijara, antes de la fundación de la tierra, un número
específico de mártires.
(d)(d)
¿Cuándo será completado el número de los mártires? Todo indica que durante
el "poco de tiempo" que precede el fin.
(Ver el Capítulo Dos de este Comentario para el análisis del “poco de
tiempo”.)
4. A estas almas "bajo el altar... se les dieron
vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco
de tiempo".
a) "Se les
dieron vestiduras blancas..." ¿Con qué propósito? Deducimos que…
(1) Para consolarlas.
(2) En recompensa parcial por
sus sufrimientos.
(3) Como garantía del
eventual cumplimiento total de todas las promesas de Dios.
(4) ¿Quiénes se las dieron?
(a) Pensamos que los ángeles
de Dios, pues ellos son "espíritus ministradores" (Hebreos 1:14)
prestos para tales servicios.
(b) Guiados por las
revelaciones de este pasaje, visualizamos a los ángeles de Dios entregando
las "vestiduras blancas" a los miles de mártires que ocupan unas
grandes recámaras bellamente adornadas "bajo el altar... delante de Dios"
donde descansan, esperando el desenlace final de los designios de Dios para
la creación.
(5)(5)
El que recibieran estos mártires "vestiduras blancas" implica, a
nuestro entender, que ya había recibido, cada uno, su “cuerpo celestial” (2
Corintios 5:1-9). Teniendo cuerpos espirituales (1 Corintios 15:42-58; 1
Juan 3:2; Filipenses 3:20-21), podían ataviarse con aquellas "vestiduras
blancas", regalo extraordinario dado por Dios mismo. ¿Cuándo recibirían
estos mártires, cada uno, su “cuerpos espiritual”? Dando un adelanto
de conclusiones formuladas en el estudio detallado sobre la “primera
resurrección”, en el Capítulo Diez de este “Análisis”,
contestamos que lo recibiría un poco antes del inicio del Milenio.
b) "Se les dijo que descansasen todavía
un poco de tiempo."
(1) El adverbio
"todavía" claramente indica que los mártires ya habían estado
descansando antes del momento de su petición por justicia y venganza.
(a) Su pregunta
"¿Hasta cuándo...?" (Apocalipsis 6:10) indica que estaban
conscientes del factor "tiempo". Bien que ya se encontraran en la
esfera espiritual-celestial de Dios, para ellos el tiempo no pasaba
inadvertido.
(b) La misma pregunta
también implica que ya habían pasado estos mártires bastante tiempo en
espera de que se les hiciera justicia. Parafraseando: “Señor, ya ha
transcurrido mucho tiempo desde que aquellos enemigos tuyos y nuestros nos
mataran en la tierra. ¿Cuánto tiempo más hemos de esperar hasta que tú
juzgas y vengas nuestra sangre en ellos?”
(2) Dando los mártires a conocer su inquietud y
petición, se les dice que descansen "todavía un poco de tiempo".
(a) Esta expresión
"…un poco de tiempo" implica que ya está para consumarse la obra de
Dios. No tendrían que seguir aguardando mucho tiempo más el castigo divino
para los adversarios del Señor y su iglesia. Solo “un poco de tiempo”
más y se manifestaría la ira de Dios contra todos ellos, desde el primero
hasta el último.
(b) Interesantemente, otro
período de tiempo identificado como "un poco de tiempo" aparece en
Apocalipsis, a saber, el que transcurre entre el fin de los “mil años”
(el Milenio) y la Segunda Venida de Cristo (Apocalipsis 20:3). ¿Será el
“poco de tiempo” que deberían esperar los mártires del Quinto Sello
más o menos paralelo con el “poco de tiempo” de Apocalipsis
20:3? Muy posible, a nuestro parecer, aun probable.
(3) A la luz de este
análisis, hemos de clasificar como patentemente errónea la
interpretación dada por cierto comentarista, conforme a la que el
"poco de tiempo" de Apocalipsis 6:11 "abarca todo el tiempo de la Era
Cristiana desde Pentecostés del año 33 hasta el fin del mundo".
Enfoquemos de cerca la “Secuencia de los tiempos" que viven los mártires,
con los acontecimientos y las situaciones correspondientes.
(a) "Tiempo en la tierra
vivido en cuerpos de carne y sangre." Antes de ser muertas estas
personas por los enemigos de la fe, pasan cierto tiempo en la tierra como
miembros de la iglesia.
(b) "Tiempo en el
Paraíso." Al sufrir el martirio, sus almas son trasladadas al Paraíso,
donde son consoladas (Lucas 16:19-31).
(c) "Tiempo del Milenio."
Poco antes de iniciarse el Milenio, ocurre la “primera resurrección”.
Resucitados y glorificados los cuerpos de los mártires en esta “primera
resurrección”, las almas de los mártires los ocupan. Entonces, reinan
con Cristo por “mil años” (el Milenio). (Apocalipsis 20:4-6)
(d) "Tiempo bajo el
altar." Al finalizarse el Milenio, pasan a morar "bajo el altar...
delante de Dios". Estando en dicho lugar, presentan su petición por
justicia y venganza. Se les dice que descansen "todavía un poco de
tiempo".
(e) Indiscutiblemente, el
"poco de tiempo" que deberían esperar los mártires es posterior a
las etapas, o "tiempos", previos de su existencia. Por lo tanto, la
conclusión realmente irrebatible es que el "poco de tiempo" de
Apocalipsis 6:11 no cubre toda la Era Cristiana.
-Presentación gráfica disponible para el estudio del Quinto Sello.
C. Observaciones en torno
a los mártires y su relación para con los demás cristianos.
Algunos comentaristas aseguran que Dios no hace ninguna distinción entre los
cristianos muertos por su fe y los demás cristianos que mueren "en el
Señor" por causas naturales o accidentes no relacionados con su fe.
1. Afirman que la visión del Quinto
Sello abarca a todos los que mueren en el Señor, fuera cual fuese la causa
de su muerte. Respetuosamente, discrepamos, encontrando deficiente y errónea
tal interpretación de este Sello, pues ya hemos probado contundentemente
que se trata solo de los mártires. Al tratarse exclusivamente de los
mártires, en definitiva, ¡no todos los cristianos figuran en el cuadro
apocalíptico del Quinto Sello!
2. Señalan que todos los muertos en
Cristo reciben "vestiduras blancas". De acuerdo, pero los mártires
"bajo el altar" reciben las suyas ANTES de que se complete el número
total de los mártires durante el "poco de tiempo", como además
ANTES de la Segunda Resurrección cuando los restantes salvos reciben su
nuevo cuerpo glorificado, con vestiduras blancas y corona de inmortalidad.
Por consiguiente, el Espíritu Santo hace, en sus revelaciones, una clara
distinción entre los mártires y los demás cristianos, destacándose la
distinción aun en el asunto de la entrega de las "vestimentas blancas".
3. Alegan que el martirio no es un
sacrificio mayor que el de soportar largos años de arduo trabajo y duras
pruebas en la iglesia, para luego morir de causas naturales. Pensamos que
emita semejante opinión solo aquel que nunca haya tenido que resistir
"hasta sangre", que nunca se haya visto en peligro de ser
crucificado, quemado vivo, triturado y devorado por bestias salvajes,
decapitado, traspasado de espada o torturado hasta expirar. A nuestro
juicio, con sobrada razón el martirio se califica de sacrificio supremo, la
prueba máxima de fe y compromiso. Obviamente, Dios lo reconoce como tal y
recompensa de una forma especial a los cristianos que pagan con sus vidas la
convicción que sostienen. El que escribe admira profundamente a los mártires
de Cristo y aplaude el reconocimiento, los premios y los honores que el
Soberano Dios los confiere, concediéndoles, incluso, el privilegio grandioso
de reinar con su Hijo durante el Milenio, como además el de pasar el
"poco de tiempo" en el lugar sacrosanto "bajo el altar" de Dios
en el cielo. Es del todo inconcebible que los demás cristianos les
envidiemos sus privilegios, dichas u honores especiales.
D. Algunas observaciones sobre los lugares,
objetos y seres vistos en el cielo, según las visiones de Apocalipsis.
Por ejemplo, el "altar de oro... delante del trono", el
"incensario de oro", el "fuego del altar", las "vestiduras
blancas" y las "almas... bajo el altar".
1. En el libro de Apocalipsis,
las figuras metafóricas abundan y sobreabundan, fascinándonos, y también
retando nuestra capacidad de visualizar lo presentado en esta categoría de
literatura divina.
2. Incuestionablemente, aquel
mundo, o esfera, donde mora Dios, Cristo, el Espíritu Santo, los
veinticuatro ancianos y los millones de ángeles que sirven a la Deidad,
difiere grandemente, en su naturaleza elemental, del planeta Tierra
material, con sus habitantes que ocupan cuerpos de carne y sangre.
3. Aun así, el que escribe entiende
que aquellos lugares celestiales, por ejemplo, el lugar "bajo el
altar", realmente existen, y que los objetos tales como el
"altar de oro" existen, aunque tengan esencias, formas, dimensiones y
apariencias totalmente diferentes a todo lo que nuestra imaginación sea
capaz de visualizar.
a) Afirmar que todos los
objetos y lugares celestiales mencionados en Apocalipsis son enteramente
simbólicos, que no exista allá ningún “trono”, “altar”, etcétera, es
exponer, efectivamente, una tesis imposible de sostener con evidencias
indubitables. Así, pues ¿quién ha subido al cielo de Dios, viendo con
sus propios ojos lo que hay allá? La excepción parece ser el apóstol Pablo
quien “fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no es
dado al hombre expresar” (2 Corintios 12:2-4). Ya que no se le permitió
relatar su experiencia, la misma no contribuye nada a nuestro entendimiento
de la esencia o apariencia del mundo celestial de Dios.
b) Cada lugar o cosa mencionada en
Apocalipsis como perteneciente al cielo de Dios, ¿ha de conceptuarse como
mera proyección simbólica que no represente ninguna realidad en la esfera
espiritual-celestial? De ser así, perderían las visiones y profecías de
Apocalipsis gran parte de su impacto, colorido y poder de motivar, al menos
para este servidor.
4. Creo que el "cuerpo
espiritual" que reciben los mártires resucitados es real, es
decir, que tiene forma y sustancia, aunque totalmente distintas a las
formas y sustancias materiales que conocemos nosotros en nuestro mundo
terrenal. Y además, creo que aquel cuerpo espiritual ocupa espacio en las
dimensiones espirituales-celestiales. El "cuerpo espiritual"
no es meramente una idea abstracta, una simple proyección imaginaria de la
mente de Dios. ¡Existe! Es la nueva "habitación celestial", "la casa
no hecha de manos, eterna, en los cielos" (2 Corintios 5:1-3).
5. Sostengo que las cosas
celestiales vistas por el apóstol Juan corresponden de alguna manera a lo
que realmente hay allá en la esfera de Dios. A mi entender, las escenas
no son inventadas, ficticias, totalmente simbólicas o puramente abstractas.
Los "ángeles" y las "almas" realmente existen, actualmente desenvolviéndose
en la obra de Dios. Por ejemplo, la revelación de "las almas... bajo el
altar" no es una mera proyección imaginaria sino el "retrato" de la
realidad para estas “almas” de los “mártires de Jesús”.
Aquellas almas de los mártires no son imaginarias. El lugar donde se
encuentran no es puramente imaginario. El evento que se presenta no es
imaginario, ficticio, mera simbología. Las circunstancias no son inventadas,
imaginarias.
6. El apóstol Pablo "fue
arrebatado hasta el tercer cielo", "al paraíso, donde oyó palabras
inefables que no le es dado al hombre expresar" (2 Corintios 12:2-4). Su
experiencia fue real. A él se le concedió el privilegio asombroso de visitar
el "paraíso". Ese lugar existe en alguna dimensión de las creaciones
de Dios. La experiencia del apóstol Pablo no fue mero “sueño”. Asimismo, los
personajes, lugares y objetos que ve el apóstol Juan en las visiones de
Apocalipsis actualmente existen en los contornos espirituales-celestiales.
Aun lo "simbólico" en las visiones representa de alguna forma lo que es real
allá en aquellas dimensiones.
E. Observaciones sobre
las referencias a "tiempos" en el libro de Apocalipsis. Por ejemplo,
el "poco de tiempo", los "mil años", los "mil doscientos
sesenta días", los "cinco meses", etcétera.
1. Algunos comentaristas aplican
todos estos términos a "toda la Era Cristiana". Para ellos, el
"poco de tiempo" es sinónimo de toda la Era Cristiana, los "mil
doscientos sesenta días" abarcan toda la Era Cristiana, el Milenio cubre
toda la Era Cristiana. Analizando el "poco de tiempo" del Quinto
Sello, y el "poco de tiempo" de Apocalipsis 20:3, ya hemos
establecido que tal concepto no se ajusta al lenguaje o las enseñanzas de
Apocalipsis.
2. Las profecías de Apocalipsis
fueron reveladas en el año 95 d. C. Para aquella fecha, ya habían
transcurridos sesenta y dos años de la Era Cristiana. Claro está que el
propósito de profetizar es descubrir, principalmente, lo que pasará
después del tiempo cuando primero se emite la profecía, cualquiera que
sea. ¿Hay tal cosa como una "profecía retroactiva", es decir, que cubra
algún tiempo anterior a la fecha de su proclamación original? ¡No
se profetiza sobre lo ocurrido ya! No se profetiza sobre los tiempos ya
pasados. Visiones sobre lo ya ocurrido se dan sí, como por ejemplo,
la visión de la Mujer vestida del sol que da a luz a un Hijo varón
(Apocalipsis 12), pero no se profetiza sobre aquel acontecimiento,
pues ya había tomado lugar. Dado que las profecías de Apocalipsis no cubren
los primeros sesenta y dos años de la Era Cristiana, plantear que los
tiempos nombrados en el libro abarcan, cada uno, toda la Era Cristiana ha de
catalogarse como un desacierto mayúsculo, y verdaderamente, inexcusable. No
cubren desde el ministerio de Cristo hasta el año 95 del Siglo I. Por lo
tanto, no cubren toda la Era Cristiana.
3. El estudioso atento fácilmente
discierne en el libro de Apocalipsis una "línea de tiempo" a lo largo
de la que se sitúan las situaciones y los eventos profetizados, con sus
personajes o entidades correspondientes. Tomar en cuenta esta "línea de
tiempo" es indispensable para el entendimiento correcto de porciones
sustanciales del libro.
4. ¿Con qué justificación o
lógica limitar estas profecías solo a los años de la Guerra romano-judía, es
decir, solo a los años del 66 al 70 del Siglo I? ¿O solo al tiempo del
Imperio Romano hasta el año 476 de la Era Cristiana?
a) En el texto inspirado que
relata las profecías de los Cuatro Caballos (Apocalipsis 6:1-8), no se
encuentra siquiera una sola "cláusula de tiempo" que especifique periodos o
eras.
b) Sin embargo, en el Primer
Sello discernimos por inferencia un factor de suma importancia referente al
"tiempo" que cubren las profecías.
(1) Obviamente, el jinete del
caballo blanco cabalga, cumpliendo su misión evangelística, no solo durante
el tiempo de Israel y Roma sino durante toda la Era Cristiana, ya que
su encomienda es proclamar el evangelio eterno “a toda criatura”
durante toda la Era Cristiana, y no tan solo durante el Siglo I o el
tiempo hasta el año 476 d. C.
(2) Por implicación, se
entiende que los jinetes de los caballos bermejo, negro y amarrillo también
pueden ser activos durante toda la Era Cristiana, y no tan solo durante
más o menos los primeros cuatro siglos, pese a que su actividad mayor
ocurra particularmente en épocas determinadas de nuestra Era.
(3) Además, durante toda la
Era Cristiana, tanto a la iglesia como al mundo les hace muchísima falta las
tremendas lecciones de estas profecías. Tratándose de la iglesia bíblica
que sigue viva y activa durante los tiempos subsiguientes a la conversión
del emperador romano Constantino, pese a la gran apostasía y fieras
persecuciones, ¿con qué lógica o razón privarla de la orientación, la
esperanza o el consuelo que traen estas visiones? A las multitudes de
inconversos que siguen multiplicándose después de la conversión, entre
comillas, de Constantino, ¿no son aplicables también a ellas las advertencias
de estas visiones? ¡Inconcebible que no lo fueran! En la exposición sobre
las dos bestias de Apocalipsis 13, en el Capítulo Seis de este “Análisis”,
se presenta una gran cantidad de evidencias para probar, concluyentemente,
que el Imperio Romano no llegó a su fin en el año 476 d. C. De hecho, muchas
evidencias y consideraciones confirman que Apocalipsis contiene profecías
para toda la Era Cristiana, desde el año 95 hasta el fin del mundo y del
tiempo.