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Capítulo Cuatro de este Comentario

Las siete trompetas

 

Capítulos 8, 9, 10 y 11 del libro de Apocalipsis

 

 

 

Siete trompeteos de advertencia y orientación
para los habitantes del planeta Tierra.

 

Sección 2

 

Parte 6

 

La Sexta Trompeta

El “segundo ay”

 

Apocalipsis 9:13-19; 10:1-11; 11:1-14

 

La Parte 6 se compone de la Introducción para el gran drama
de la Sexta Trompeta y las Cuatro escenas principales del drama. 

 

Escena 1 

 

Las “tres plagas”

 

PDF de este estudio

 

 


 

“Las tres plagas”

Por Duncan Long. 

 

 

Apocalipsis 9:13-21

 

“El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates. Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número. Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre. Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca. Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas, porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban. Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.”

 

 


 

 

I.  “Una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios" dice “al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates" (Apocalipsis 9:13-14).

 

A.  Estos "cuatro ángeles" pertenecen a la categoría de ángeles al servicio de Dios para efectuar sus juicios y castigos sobre los seres humanos rebeldes (Apocalipsis 7:1-2).

B.  "...están atados..."

 

1.  "...atados...", entiéndase, en sentido figurado.

 

a)  Esta circunstancia significa que están restringidos en lo referente al tiempo de iniciar su misión, y no que estén atados físicamente con sogas o cadenas. “…estaban preparados para la hora, día, mes y año…” O sea, el tiempo para entrar ellos en acción estaba prefijado por Dios con mucha precisión, aun hasta “la hora”. Por consiguiente, no debían precipitarse prematuramente. Se discierne este mismo tipo de restricción en el caso de los "cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra". A estos se les ordenó: "No hagáis daño a la tierra... hasta que..." (Apocalipsis 7:1-3). “…hasta que…” Adverbio de tiempo. No debían actuar “hasta que” fuesen “sellados en sus frentes” los ciento cuarenta y cuatro mil “siervos… de Dios”.

b)  “...atados” no implica, de modo alguno, que estos cuatro ángeles fueran demonios, es decir, ángeles caídos.

 

(1)  En ningún momento se les identifica, en el texto de Apocalipsis, como “ángeles caídos”.

(2)  Tampoco se dice, ni se implica, que estuvieran “atados en el infierno”. Al contrario, “...están atados junto al gran río Éufrates”, o sea, en el lugar estratégico del planeta Tierra donde debían estar para ejecutar su misión.

(3)  “...estaban preparados para la hora, día…” ¿Quién los preparó de antemano para actuar en una hora muy precisa en la línea de tiempo que marca el progreso de la humanidad, y la traslación del universo material, hacia la culminación de lo programado por el Creador? Nuestra convicción es que solo el Soberano Dios los prepararía así. Al fin y al cabo, ¿es concebible que Dios prepare a ángeles caídos (demonios), encargándoles de ejecutar sus juicios y castigos sobre impenitentes?

 

3.  ¿Por qué es necesario restringir a estos cuatro ángeles, o sea, detenerlos, refrenarlos, aguantarlos, controlarlos?

 

a)  Ya hemos indicado la razón, a saber, para que no actúen prematuramente. Los ángeles de Dios no son autómatas o robots sino seres pensantes con voluntad propia, evidenciándolo el hecho de elegir ellos permanecer en el lugar que Dios los había asignado en lugar de abanderizarse con Satanás (Judas 6).

b)  Por las acciones que ejecutan los cuatro ángeles de esta visión, las cuales estudiaremos en breve, deducimos que figuran entre los "ángeles destructores" preparados para aplicar la justicia de Dios a los hombres impíos y rebeldes. Por cierto, se refiere muy específicamente a tales ángeles en el Salmo 78:49. Dios “Envió sobre ellos el ardor de su ira; enojo, indignación y angustia, un ejército de ángeles destructores. También leemos en el Antiguo Testamento que Jehová Dios asignó a dos ángeles la misión de destruir a Sodoma y Gomorra. “Llegaron, pues, dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde…” Estos dos mensajeros celestiales de Dios dijeron a Lot: “Vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha enviado para destruirlo (Génesis 19:1-13). Lógicamente, los “ángeles destructores” enviados por Dios deberían actuar en el momento y el lugar determinado por él. Así que, habiendo recibido los cuatro ángeles de la Sexta Trompeta la encomienda de “matar a la tercera parte de los hombres” (Apocalipsis 9:15), deberían actuar en conformidad con el horario establecido por Dios, en el preciso tiempo determinado por él, y no adelantándose, como tampoco entrando tarde en acción. Por tanto, se encuentran “atados junto al gran río Éufrates”, aguardando la hora fijada de Dios para ellos.

c)  Tratándose del asunto de castigos divinos para los pecadores, en ocasiones los siervos de Dios se demuestran demasiado impacientes.

 

(1)  El caso de Jacobo y Juan, apellidados "Boanerges, esto es, Hijos del trueno" (Marcos 3:17), es clásico. Rehusando algunos samaritanos recibir a Cristo, Jacobo y Juan exclaman: "Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo... y los consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois” (Lucas 9:51-56). Parafraseando, Jacobo y Juan dicen: “Señor, ¡vamos a ultimar enseguida a estos atrevidos pecadores!” ¡Ah! Pero, Cristo no vino a matar sino a dar vida. Así pues, el Señor refrenó al espíritu airado e impaciente de los “Hijos del trueno”.

(2)  Aun los “mártires de Jesús” que se encuentra “bajo el altar” de Dios, conforme a la visión del “quinto sello”, parecen impacientarse, insinuando que Dios actuara con más prontitud contra sus enemigos, pues claman “a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (Apocalipsis 6:9-11).

(3)  Contemplando las escenas proféticas de Apocalipsis que proyectan la profunda maldad de las naciones en el tiempo del fin, no nos sorprende que los santos ángeles de Dios sintieren el mismo impulso fuerte de tomar, prontamente, venganza contra los enemigos del Altísimo, incluso los seres humanes rebeldes y recalcitrantes que se adueñan de la tierra durante el "poco de tiempo". Pero, en cuanto a los cuatro ángeles de la Sexta Trompeta, estos están "preparados para la hora, día, mes y año". Por lo tanto, es preciso refrenarlos (atarlos) para que actúen solo en la hora predeterminada por el Dios omnisciente, según el plan trazado por él para la humanidad y el planeta Tierra.

 

C.  "...junto al gran río Éufrates." ¿Por qué "junto al gran río Éufrates", específicamente, y no el río Nilo o el río Jordán? Evidentemente, por la razón de que "las tres plagas" tendrían su origen en el Oriente, más allá, hacia el este, del río Éufrates.

 

1.  Históricamente, terribles plagas mortíferas han brotado en países del Oriente y Medio Oriente, llevadas de aquellos confines, mediante varios agentes, aun a otros continentes. “En 1348, la peste bubónica entró en Francia procedente del Mediterráneo a través de Marsella. La epidemia hundió al país en dos años, muriendo más de una tercera parte de la población. La plaga se reprodujo en 1361, 1362, 1369, 1372, 1382, 1388 y 1398. Los niños nacidos después del brote epidémico fueron especialmente vulnerables a la nueva epidemia, que redujo aún más la población.” (Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.)

2.  Tratándose de ámbitos religiosos y filosóficos, ha ocurrido otro tanto. No pocas "plagas" de religiones falsas y filosofías mentirosas han tenido su origen en aquella área del planeta Tierra, por ejemplo: el budismo, el hinduismo, el zoroastrianismo, el mahometanismo y toda suerte de cristianismo falso desde el gnosticismo hasta la Iglesia Ortodoxa Griega.

3.  Además, los antiguos imperios de los caldeos, sumerios, babilonios y persas nacieron en riberas del gran río Éufrates. Fue justamente en aquella región donde los hombres comenzaron a levantar la infame torre de Babel, y allí es donde se comenzó el culto a la "diosa madre", fenómeno intrigante y casi universal que se investiga a fondo en el Capítulo Ocho de este Análisis al desarrollarse el estudio sobre "la gran ramera… gran ciudad".

4.  También nos parece muy relevante el que vendrán "los reyes del oriente" para reunirse con los demás reyes engañados de la tierra cuando el Sexto Ángel derrame la Sexta Copa de ira (Apocalipsis 16:12). Observamos, pues, que el Oriente figura tanto en la Sexta Copa como en la Sexta Trompeta.

5.  Conclusión. Tal como sucedió en el pasado, asimismo acontecerá en el futuro: el Oriente figurará de manera prominente en el desenvolvimiento de los asuntos terrenales y espirituales de la raza humana, como además, en la realización oportuna del plan programado por Dios para la tierra y sus habitantes.

 

II.  “Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres" (Apocalipsis 9:15).

A.  "...preparados para la hora, día, mes y año..."

 

1.  Mediante estas palabras sencillas, claramente se evidencia que Dios tiene un plan detallado y preciso para la raza humana y su hábitat el planeta Tierra. La expresión “la hora, día, mes y año” se parece a varias de la misma naturaleza en el Nuevo Testamento. Por ejemplo: "Cuando vino el cumplimiento del tiempo…" (Gálatas 4:4); "…hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles" (Romanos 11:25) y "...les ha prefijado el orden de los tiempos…" (Hechos 17:26).

2.  El tiempo prefijado por Dios para la intervención de los cuatro ángeles es exacto hasta el año, mes, día y hora.

3.  Este tiempo fijado por Dios, ¿acaso sea factible discernirlo nosotros con la misma precisión? ¿Podemos indicarlo en la línea del tiempo con certeza razonable? Quizá no con la exactitud que quisiéramos. Más sin embargo, todos los parámetros para el cumplimiento de las profecías de los tres “Ayes” señalan hacia la última etapa del "poco de tiempo”. Según esta línea de interpretación, “la hora, día, mes y año” para entrar en acción los cuatro ángeles llegará durante aludida etapa, y no antes o después.

 

B.  “Y fueron desatados los cuatro ángeles… a fin de matar a la tercera parte de los hombres."

1.  "…matar..." ¿En qué sentido? ¿Matarán físicamente los cuatro ángeles “a la tercera parte de los hombres” en algún sentido figurado? Por las razones que anotamos a continuación, se deduce la proyección de la muerte física de "la tercera parte de los hombres" a causa de las tres plagas a ser traídas hacia finales del “poco de tiempo”.

 

a)  Primera razón. Según Apocalipsis 9:20-21, el propósito de "matar a la tercera parte de los hombres" es hacer que los sobrevivientes se recapaciten y que se arrepientan. Pero, difícil, si bien no imposible, sería que una muerte tan solo figurativa produjera el efecto deseado en mentes y corazones endurecidos a causa de obstinada incredulidad. Tales personas ya están muertas moral y espiritualmente en “delitos y pecados” (Efesios 2:1). ¿De qué otra manera hacerlas “morir” figurativa, psicológica o espiritualmente, con el fin de lograr su arrepentimiento? Más aún, enviar Dios a sus ángeles con la encomienda de hacer morir moral o espiritualmente a seres humanos sería un acto absolutamente contrario a su naturaleza y su deseo ardiente de que “todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4).

b)  Segunda razón. Por otro lado, hacer morir física y violentamente a una porción sustancial de los hombres quizá diera por resultado el arrepentimiento de al menos algunos de los sobrevivientes.

 

2.  "…a la tercera parte…"

 

a)   “…la tercera parte…” es una parte sustancial, pero no la mayor parte.

b)   La muerte violenta de “…la tercera parte de los hombres” debería ser más que suficiente para amedrentar y hacer reflexionar a cualquier persona sensata.

c)   Según www.worldometers.info, la población del mundo a las 7:40 p. m., tiempo atlántico, del 02 de mayo de 2014, era de 7,230,541,600. Continuando el crecimiento poblacional su actual trayectoria, se proyecta una cifra quizá notablemente mayor para finales del “poco de tiempo”.

d)   Si “…la tercera parte…” nos asombra sobremanera, o nos hace dudar de la autenticidad de esta profecía, consideremos el siguiente dato: se calcula que murió  hasta un 70% de los seres humanos que vivían en Europa durante los años cuando azotó la peste bubónica. ¡No un 33% sino un 70%!

e)  La tercera parte de 7,230,541,600 billones es 2,410,180,50 billones de seres humanos. Pero, “la tercera parte” que morirá a consecuencia de las acciones de los cuatro ángeles no sería, postulamos, la tercera parte de todos los seres humanos vivos en el tiempo del cumplimiento de estas profecías, cualquiera sea la población global en aquel tiempo futuro, sino, lógicamente, solo la tercera parte de los que persistan pertinazmente en los gravísimos pecados enumerados en Apocalipsis 9:20-21. Personas obedientes al evangelio de Cristo, personas que hagan “por naturaleza lo que es de la ley” de Dios (Romanos 2:14-16), niños o adolescentes inocentes y personas mentalmente impedidas no figurarían, razonamos, en la “tercera parte” muerta por los cuatro ángeles. Asumiendo correcta esta interpretación, “la tercera parte” no sería un número tan elevado como la tercera parte literal de la población entera del mundo.

 

III.  "Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número" (Apocalipsis 9:16).

A.  "…los ejércitos de los jinetes…" ¿Quiénes son estos "jinetes"? ¿A quién o a quiénes  obedecen estos "ejércitos"? Analizando sus rasgos y acciones, eliminamos la idea de que sean ejércitos terrenales bajo el mando de hombres endemoniados, como también la de que sean "ejércitos" de Satanás. Al contrario, son "los ejércitos celestiales" guiados por los cuatro ángeles en cumplimiento de la voluntad de Dios (Apocalipsis 19:14). A continuación, presentamos las razones que sostienen nuestra conclusión.

 

1.  Primera razón. Estos jinetes obedecen a los cuatro ángeles. ¿Qué correlación existe entre "los cuatro ángeles" del Versículo 15 y "los ejércitos de los jinetes" del Versículo 16? La correlación, cual sea, no se define en el texto del pasaje. No obstante, la conexión nos parece bastante obvia, a saber: los doscientos millones de jinetes siguen y obedecen a los cuatro ángeles. Presentamos el siguiente silogismo en respaldo de esta conclusión.

 

a)  Primera premisa. La misión de los cuatro ángeles es “matar a la tercera parte de los hombres”.

b)  Segunda premisa. De la boca de los caballos que montan los jinetes salen las plagas que hacen morir “a la tercera parte de los hombres” (Apocalipsis 9:17-18).

c)  Conclusión. Por lo tanto, los jinetes, con sus caballos, están bajo el mando de los cuatro ángeles, utilizándolos estos para la realización de su misión.

Ahora bien, lo tenemos por axiomático que los ángeles al servicio de Dios no están al mando de ejércitos terrenales sino de ejércitos espirituales. Por lo tanto, deducimos que los doscientos millones de jinetes integran un ejército espiritual de Dios.

 

2.  Segunda razón. Presentamos las "corazas" de los jinetes como evidencia para sostener que sus dueños son siervos de Dios. Sus corazas son de "fuego, de zafiro y de azufre" (Apocalipsis 9:17).

a)   El elemento del "fuego" aparece frecuentemente en escenas donde se manifiestan la presencia y los poderes del Dios Soberano, especialmente en las de castigos y destrucción.

 

(1)  Cuando Moisés lleva sus ovejas “hasta Horeb, monte de Dios… se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía” (Éxodo 3:2-5).

(2)  En su visión de escenas celestiales, Ezequiel ve "apariencia de fuego" en la "figura del trono" (Ezequiel 1:1-28).

(3)  El trono del "Anciano de días" es como "llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él" (Daniel 7:9-10).

(4)  El “fuego del altar” en el cielo consume el incienso. Un ángel toma “fuego” de aquel altar, arrojándolo a la tierra (Apocalipsis 8:3-5).

(5)  La “gran Babilonia” de las visiones apocalípticas es "quemada con fuego" (Apocalipsis 18:8).

(6)  La bestia y el falso profeta son lanzados en "el lago de fuego y azufre" (Apocalipsis 20:10).

(7)  Conclusión. Dios mismo proporciona “corazas de fuego, de zafiro y de azufre” a los doscientos millones de jinetes, así dotándoles de la armadura que les haría falta para efectuar la matanza de "…la tercera parte de los hombres". Huelga decir que los seres humanos al servicio de Satanás no reciben tales corazas; tampoco los demonios.

b)   Las corazas de los doscientos millones de jinetes también son “de zafiro”.

“Zafiro. (Del lat. sapphīrus, y este del gr. σάπφειρος, quizá voz de or. persa). m. Corindón cristalizado de color azul. ~ blanco. m. Corindón cristalizado, incoloro y transparente. ~ oriental. m. zafiro muy apreciado por su brillo u oriente.” (Microsoft® Encarta® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.)

 

Esta piedra preciosa llamada "zafiro" figura en otras visiones de lo celestial.

 

(1)  "Se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro" (Ezequiel 1:26; 10:1).

(2)  El segundo cimiento del muro de la ciudad celestial es adornado de "zafiro" (Apocalipsis 21:19).

(3)  Conclusión. En el contexto de lo celestial, el zafiro adorna cosas que pertenecen a Dios. Poseyendo, pues, los doscientos millones de jinetes “corazas… de zafiro”, es lógico identificarlos como instrumentos de Dios para hacer su voluntad. Los ejércitos satánicos no despliegan corazas tan brillantes, con zafiros incrustados.

 

c)  Además de fuego y zafiro, las corazas de los doscientos millones de jinetes son “de azufre". "Azufre. Elemento... de color amarillo, fácilmente electrizable por frotación, que arde con llama azul produciendo un humo de olor acre característico" (Diccionario de uso del español, Tomo I. Página 323). En su estado natural, el azufre es un sólido. Dios lo utiliza para castigar (Apocalipsis 19:20; 20:10). Así pues, corazas que arden “con llama azul”, y de las que sale “un humo de olor acre” mortífero para los pecadores endurecidos, son las que portan los doscientos millones de jinetes.

 

3.  Tercera razón. Tengamos presente el hecho de que las naciones engañadas se unirán durante el "poco de tiempo" y que antes de la Segunda Venida de Cristo los hombres estarán proclamando "paz y seguridad" (1 Tesalonicenses 5:1-3). Esto significa que las naciones engañadas no estarán lidiando físicamente durante el "poco de tiempo". Por lo tanto, los "ejércitos" de la Sexta Trompeta que salen a matar a "la tercera parte de los hombres" no son, ni representan, ejércitos terrenales enfrascados en batalles carnales.

 

B.  "…doscientos millones..."

 

1.  Ya que la población global del gran Imperio Romano alcanzaba para el Siglo I de la Era Cristiana más o menos doscientos millones, pensamos que el apóstol Juan y sus contemporáneos concibieran el número de “doscientos millones” de jinetes como sumamente grande.

2.  Comparamos esta cifra con otras mencionadas en textos que arrojan alguna luz sobre la población celestial.

 

(a)  En la visión de Daniel 7, al "Anciano de días… millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él" (Daniel 7:9-10).

(b)  En la escena apocalíptica del “trono establecido en el cielos”, aparecen "millones de millones" de ángeles "alrededor del trono" de Dios (Apocalipsis 4:1 - 5:11).

(c)  Entre las visiones que el apóstol Juan ve cuando se abre el Sexto Sello figura la de “una gran multitud, la cual nadie podía contar… delante del trono de Dios” (Apocalipsis 7:9-17).

(d)  Después de los juicios de Dios sobre la “gran Babilonia” una "gran multitud en el cielo" dice “¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro”   (Apocalipsis 19:1).

 

3.  “…doscientos millones…” hace aproximadamente el .03% de los 6,868,795,743 billones de habitantes que había sobre la faz de la tierra en octubre del 2011. La población del mundo será aún mayor para el tiempo del cumplimiento de estas profecías, según la línea de interpretación que estamos desarrollando. Así que, a la luz de estos datos y proyecciones, “doscientos millones” luce como un número comparativamente pequeño.

 

4.  Con todo, ningún detalle de esta visión de las “tres plagas” nos obliga a tomar literalmente el número de “doscientos millones”. Lo podemos entender como representativo de una multitud de siervos al servicio de Dios, cualquiera sea su número real, a la cual se le encomienda el castigo fulminante de seres humanos, vivos en “el poco de tiempo”, que rehúsen tajantemente reconocer al verdadero y único Creador Supremo, prefiriendo más bien “adorar a los demonios, y a las imágenes…” (Apocalipsis 9:20).

 

IV.  Los "caballos" de los jinetes. “Así vi en visión los caballos y a sus jinetes… Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre. Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca. Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas, porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban” (Apocalipsis 9:17-19).

A.  La apariencia de los caballos y el significado de sus atributos descomunales. Nuestra percepción es que estos caballos representan los medios utilizados por Dios para introducir y diseminar rápidamente las "tres plagas" que resultan en la muerte de "la tercera parte de los hombres".

 

1.  Tienen cabezas "como cabezas de leones(Apocalipsis 9:17). El león es animal notoriamente fuerte y veloz, capaz de perseguir y matar aun a animales más grandes que él, por ejemplo, el elefante. Agarra su presa, triturando y devorando carne y huesos.

 

Aplicación. El caballo también es fuerte, veloz y resistente. Y si tuviera cabeza de león, su apariencia sería sobremanera espantosa. Doscientos millones caballos podrían galopar pronto por toda la tierra, aun literalmente. Estas figuras retóricas significan, a nuestro entender, que las "tres plagas" mortíferas serán llevadas pronto por toda la tierra cuando llegue “la hora, día, mes y año” fijados para este castigo, causando pánico y muchísimas muertes.

 

2.  "De su boca salían fuego, humo y azufre" (Apocalipsis 9:17). Visualicemos a estos caballos. No sale vapor de su boca o nariz sino “fuego, humo y azufre”, elementos que simbolizan “tres plagas”, según Apocalipsis 9:18. ¡Dos cientos millones caballos que respiran “fuego, humo y azufre”! Comentamos estas “tres plagas” en la partida “B” abajo.

3.  Tienen colas y sus "colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban" (Apocalipsis 9:19). La apariencia de estos animales se vuelve cada vez más terrible, a decir verdad, ¡realmente aterradora! Su cola no es la cola natural de caballo sino dura y elástica, como si fuera una serpiente. Y como si eso fuera poco, su cola tiene cabeza –cabeza, se presume, de serpiente venenosa. Con sus colas “…dañaban”. “Dañar y matar.” Esa la misión asignada a los doscientos millones de jinetes montados sobre doscientos millones caballos preparados para sembrar pavor y hacer morir “la tercera parte de los hombres”. Es del común saber que la mordida de una serpiente venenosa puede causar muerte repentina. Según Números 21:4-9, "Jehová envió entre el pueblo [de Israel] serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel". Aquello lo hizo Dios para castigar a los israelitas duros de cerviz, que seguían en su incredulidad pese a milagros hechos a menudo por Jehová a favor de ellos. Pues, ¿por qué tener por extraño o inconcebible que proceda Dios con igual dureza, o todavía más, contra los pecadores, incrédulos y recalcitrantes en grado sumo, del “poco de tiempo”? Por cierto, programa para ellos “tres plagas” mortíferas, y el azote de las colas, “semejantes a serpientes”, de los caballos que montan los doscientos millones de jinetes.

4.  ¿Verán literalmente las gentes rebeldes que viven la época de la Sexta Trompeta a los doscientos millones de jinetes montados sobre doscientos millones de caballos furiosos? Negativo, pues se trata de seres espirituales al servicio de Dios, siendo altamente retórico el lenguaje de la visión de los caballos, etcétera. Pero, sentirán sí en carne viva la furia de los castigos de Dios al caer víctimas de las "tres plagas", las cuales sobrevendrán a aquellos impíos como millones de caballos enfurecidos, de cuyas bocas salen fuego, humo y azufre, y cuyas colas lastiman y matan.

 

B.  Las "tres plagas" de "fuego, humo y azufre"(Apocalipsis 9:18).

1.  ¿Para cuándo? Conforme a la interpretación que estamos desarrollando, estas "tres plagas" que causan la muerte de la "tercera parte de los hombres" están programadas para la última fase del "poco de tiempo", etapa que precede de inmediato la Segunda Venida de Jesucristo. Otros textos corroboran esta tesis.

 

a)  Los dos testigos tienen poder para "herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran" durante el "poco de tiempo" (Apocalipsis 11:6). Esto lo veremos en la Escena 3 del gran drama de la Sexta Trompeta, la cual es el segundo “Ay”.

b)  Las siete copas de la ira de Dios son "las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios" (Apocalipsis 15:1, 7-8). “¡Postreras!”  “Postrero: último en orden” (Microsoft Bookshelf en Español. CDROM). Se deduce que las "siete plagas postreras" son para el tiempo cuando se consuma la ira de Dios, es decir, son para los últimos días que preceden la Segunda Venida de Cristo y el fin del tiempo.

c)  La correlación entre “las siete plagas postreras”, “toda plaga” de los dos testigos y las “tres plagas” de la Sexta Trompeta es obvia. Todas están programadas para los humanos levantados airadamente contra el Soberano Dios Creador durante los últimos días convulsionados antes del fin del universo material y el tiempo mismo.

 

2.  "…fuego, humo y azufre." ¿De qué naturaleza?

a)  ¿Es concebible que estas "tres plagas" sean de "fuego, humo y azufre" materiales? “Concebible”, claro que sí.

 

(1)  Ciertamente, Dios tiene poder para azotar y castigar al mundo incrédulo y pecador con voraces incendios incontrolables, por ejemplo, en las grandes ciudades donde se aglomeran los impíos. Aun los fenómenos naturales tales como terremotos y la erupción de volcanes suelen causar verdaderas “plagas” de “fuego, humo y azufre”, no solo devastando suelos y estructuras sino también contaminando masivamente la atmósfera, efectos que hacen enfermarse o morir a los seres humanos impactados. Conforme a nuestra fe, Dios tiene potestad sobre aludidos fenómenos, pudiendo utilizarlos a su discreción para el castigo de gentes impenitentes.

(2)  Cualquiera sea la naturaleza de las “tres plagas”, el castigo que traen es para los que no tienen el "sello de Dios". Suponiendo que haya cristianos verdaderos vivos en la tierra cuando se desaten estas tres plagas, el Dios Soberano tiene poder para protegerlos, de la misma manera que libró a los israelitas de las diez plagas que trajo sobre los egipcios. También Jehová cuidó y salvó al "justo Lot", juntamente con sus hijas, cuando “hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego… desde los cielos” (Génesis 19).

 

b)  Pero, también es posible que el “fuego, humo y azufre” sean simbólicos. Es decir, que representen plagas cuya naturaleza no será, literalmente, de fuego, humo y azufre materiales. Quizá plagas nuevas, desconocidas hasta el momento de su aparición. Plagas que exploten sobre la tierra como caballos salvajes. Plagas que hagan arder al cuerpo físico, como si un “fuego” lo consumiera. Plagas que obstaculicen las vías respiratorias y los pulmones, asfixiando, a manera de un “humo” espeso, y causando cáncer. Plagas que quemen la piel y la carne, tal como hace el azufre físico. Pudriéndose el cuerpo físico, y apestando a “azufre”. Al derramar el cuarto ángel la plaga de la Cuarta Copa de la ira de Dios sobre el sol, “los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios…” (Apocalipsis 16:8-9). Esta cuarta plaga, juntamente con las restantes seis de “las siete plagas postreras” (Apocalipsis 15:1), ocurrirán, sin duda, durante la última etapa del “poco de tiempo”.

 

3.  ¿Quién traerá estas “tres plagas”? Cualquiera sea la naturaleza de estas "tres plagas", el que tiene "poder" sobre ellas es Dios, y no, en definitiva, Satanás.

 

a)  "Dios... tiene poder sobre estas plagas" (Apocalipsis 16:9).

b)  Por tanto, Satanás no trae estas plagas.

c)  Tampoco tiene potestad sobre ellas ningún ser humano en la tierra.

 

V.  El propósito de Dios frustrado.

A.  Afirmamos confiadamente que Dios no traerá arbitrariamente estas “tres plagas” sobre los habitantes de la tierra vivos en “la hora, día, mes y año” fijados para el cumplimiento de esta profecía. Más bien, lo hará con el intento de lograr que por lo menos algunas personas de aquel tiempo futuro se arrepientan y se salven de la ira venidera. La expresión “Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron…” claramente revela su propósito benigno, y no arbitrario o cruel. ¡Qué se arrepientan los sublevados! ¡Qué se arrepientan los adoradores de demonios e imágenes! Este es el propósito de las “tres plagas”.

B.  Pero, el desenlace triste de todo lo hecho por Dios, a nivel global, en aquellos días del fin del “poco de tiempo” es que los sobrevivientes de las “tres plagas” no se arrepienten“Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos” (Apocalipsis 9:20-21). Así finaliza la Escena 1 del gran drama de la Sexta Trompeta. Con un cuadro estremecedor de pecado sobre pecado, superstición, falsa religión, idolatría, inmoralidad y crimen universales. Condiciones muy parecidas a las que hubo en el tiempo de Noé, previo a la destrucción de aquel mundo por el gran Diluvio. Estas condiciones son las que imperarán hacia finales del “poco de tiempo”, previo a la futura destrucción total del planeta Tierra por fuego. “Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos (2 Pedro 3:7).

 

 

Próximo tema. Escena 2. El librito dulce que luego amarga.

 


 

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