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Capítulo Cuatro de este Comentario

Las siete trompetas

Capítulos 8, 9, 10 y 11 del libro de Apocalipsis

Sección 2

Parte 6

La Sexta Trompeta (el “segundo ay”)

Apocalipsis 9:13-19; 10:1-11; 11:1-14

La Parte 6 se compone de la Introducción para el gran drama
de la Sexta Trompeta y las Cuatro escenas principales del drama. 

Escena 3
(de las cuatro principales)

Se “mide el templo de Dios, y el altar,
y a los que adoran en él”
.

PDF de este estudio

Apocalipsis 11:1-2

 

 1 Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.   2 Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

 

I.  "Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él" (Apocalipsis 11:1). En el “Gran Drama de la Sexta Trompeta”, sube el telón de nuevo, y he ahí al apóstol Juan en el escenario. Alguien le entrega un instrumento de medir, dándole instrucciones sobre su uso.

A.  Retóricamente, la "caña semejante a una vara de medir" es simbólico del Nuevo Testamento, o sea, el “nuevo pacto” sellado con la sangre de Jesucristo (Mateo 26:27-28). “Por eso”, el Señor “es mediador de un nuevo pacto (Hebreos 9:14-17), el cual es “un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas” (Hebreos 8:6-13), siendo este el único pacto espiritual en vigor durante la Era Cristiana para la iglesia del Señor.

 

 

Profeta ante la representación simbólica de una ciudad etérea.

Profeta ante la representación simbólica de una ciudad etérea.

Pintura por John Voytek. Derechos reservados. www.voytek-art.com 

 

1.  “Caña. Vocablo hebreo, qane, se refiere a una medida lineal de unos 3 metros” (ilumina. www.caribebetania.com)

2.  Las instituciones de origen divino (iglesia, matrimonio, familia) existentes durante la Era Cristiana no se miden con la "vara de medir" del Antiguo Testamento, o sea, la "ley mosaica", pues, habiendo Jesucristo cumplido perfectamente aquella ley (Mateo 5:17-20), la misma, en su totalidad, fue abrogada en la cruz (2 Corintios 3:6-17; Colosenses 2:13-17; Hebreos 7:12; 8:6-13).

3.  Tampoco se miden con medidas o instrumentos de invención humana. ¿Quién da al apóstol Juan la “caña semejante a una vara de medir”? De hecho, Juan no identifica explícitamente al ser que le entrega la “caña”. Sin embargo, se induce cierto enlace entre la presente Escena y la anterior del “librito abierto”. Las últimas palabras de la Escena 2 el ángel fuerte se las dice a Juan: “Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Apocalipsis 10:11). Iniciándose esta Escena 3, el apóstol Juan dice: “Entonces me fue dada una caña…”. ¿Quién le da la caña? Quizá aquel mismo “ángel fuerte” que le dijo “Es necesario que profetices otra vez…”. Comoquiera que fuera, ya que se puede tener como axiomático el que “el templo de Dios, y el altar, y los que adoran en él” pertenecen al reino espiritual de Dios, incuestionablemente, la “caña” que recibe Juan es un instrumento hecho en el cielo, pues lo espiritual de Dios no se mide con lo material del hombre. Así que, ningún hombre u organización humana, bien sea eclesiástica o secular, da a Juan la “caña” que figura en esta Escena. Se desprende, pues, que la “caña” entregada al apóstol no se la proporciona la jerarquía católica romana, ningún concilio ecuménico, ningún cuerpo protestante, como tampoco ningún concilio pentecostal o evangélico. Por cierto, dan medidas falsas todas las “varas de medir” confeccionadas por religiosos atrevidos que sustituyen sus teologías no inspiradas por la pura Verdad del Nuevo Testamento –medidas erróneas que solo se ajustan a criterios humanos. “Pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos” (2 Corintios 10:12).

 

B.  "Levántate, y mide."

1.  ¿Quién da esta orden al apóstol Juan? Probablemente, aquel “ángel fuerte” del “librito abierto”. O quizá algún otro ángel, o alguna “voz del cielo”. Se sobreentiende que el Soberano Dios es quien autoriza la orden. A él le visualizamos tomando a menudo la "medida" de su obra espiritual en la tierra, como lo haría cualquier benéfico dueño y administrador deseoso de asegurar que se desarrolle su empresa conforme a metas y metodologías previamente fijadas.

2.  En esta Escena 3, la orden "levántate, y mide" es dirigida específicamente al apóstol Juan, excelente y muy amado siervo del Señor, leal a través de largos años.

a)  Reflexionando sobre este ejemplo, tomemos una lección valiosa para nuestra propia orientación y crecimiento. Todo obrero del Señor que edifica sobre el "fundamento... el cual es Jesucristo" debería “medir" frecuentemente la obra espiritual que está efectuando, haciéndolo sabia y objetivamente con el propósito de asegurar que el "edificio de Dios" (1 Corintios 3:9-15) siempre tenga las medidas especificadas por el Gran Arquitecto.

b)  Si nosotros los edificadores espirituales no utilizamos frecuentemente la "vara de medir" que Dios nos provee, el edificio espiritual en el que trabajamos bien puede resultar descuadrado, flojo, incompleto, falto de la debida estética espiritual, etcétera. Para tamaño bochorno y humillante vergüenza nuestra. O quizá nuestra creación nos parezca muy bien hecha y atractiva, como también a quienes nos sigan, pero si no se ajusta exactamente, en todo detalle, al plan trazado por el Arquitecto Divino, será desaprobada por él, y esto lo podemos dar por asentado. Consideremos: Si Moisés debía hacer el tabernáculo “conforme al modelo que había visto” en el monte de Sina'i, o sea, conforme al “diseño” que Jehová le enseñó (Hechos 7:44; Éxodo 25:9, 40), cuánto más cuidado ha de tomar el que colabora en la edificación de la iglesia del Señor, cerciorándose de proceder conforme al modelo para la iglesia ideal revelado en el Nuevo Testamento. [Estudios sobre el modelo neo testamentario para la iglesia ideal se encuentran en www.editoriallapaz.org/salon_preceptos.htm/.]

c)  Estimado lector, ¿se aplica con frecuencia en su congregación la "vara de medir"? ¿La única autorizada por Dios? ¿La única verdadera y confiable? ¿La que da medidas correctas según Dios? Nos referimos al “nuevo pacto” de Jesucristo. Más sabio medir la congregación ahora para encontrar y corregir defectos que esperar hasta el fin cuando ya no sea posible remediar.

 

C.  "…el templo de Dios…"

1.  Para la Era Cristiana, la iglesia es el "templo de Dios".

 

a)  "¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es" (1 Corintios 3:16-17).

b)  "En quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor" (Efesios 2:21).

 

2.  El "templo de Dios" de este pasaje no es el templo judío.

 

a)  El templo judío en Jerusalén fue destruido por los romanos en la cruenta guerra Judío-romana de los años 67 - 70 d. C., cumpliéndose las profecías de Mateo 24:3-28.

b)  Aunque los judíos de actualidad lograren reedificar el templo en Jerusalén, su creación no cambiaria el sentido espiritual de "templo de Dios" en Apocalipsis 11:1, pues Dios ya "no habita en templos hechos por manos humanas" (Hechos 17:24).

c)  La teología que proyecta la reedificación del templo judío en Jerusalén antes de la Segunda Venida de Cristo o durante el Milenio carece completamente de apoyo bíblico.

 

3.  Para que pase inspección en todo momento la verdadera iglesia de Cristo, la cual es el verdadero "templo de Dios" en la tierra, ella ha de tener las "medidas" exactas prefijadas por el Gran Arquitecto. A grandes rasgos…

 

a)  Su organización no puede ser diferente a la establecida por el Espíritu Santo en el Nuevo Testamento. Según el modelo divino, Jesucristo es la única cabeza de la iglesia, tanto en el cielo como en la tierra. El Padre Dios “lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo…” (Efesios 1:22-23). La iglesia está edificada “sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo” Jesucristo “la principal piedra del ángulo” (Efesios 2:20.22). Una pluralidad de ancianos (obispos, pastores) gobierna cada congregación madura. Dirigidos por el Espíritu de Dios, los evangelistas “constituyeron ancianos en cada iglesia” (Hechos 14:23; Tito 1:1-10), precedente para todo evangelista y toda iglesia fieles durante toda la Era Cristiana.

b)  Su forma de adorar a Dios, efectuar obras de caridad y evangelizar se realizan en conformidad con el plan maestro trazado en el Nuevo Testamento.

 

D.  "…y el altar…"

 

1.  En el lenguaje retórico de Apocalipsis, el "altar" es símbolo de los sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”, los que trae el nuevo  “sacerdocio santo” constituido por Dios según el “nuevo pacto” (1 Pedro 2:4-10; Hebreos 7:12), es decir, los traen los cristianos fieles al Señor. Este “altar” nada tiene que ver con aquel “altar de holocaustos” que hubo bajo la antigua ley de Moisés. Ni tampoco con altar alguno inventado por religiosos del presente, siguiendo ellos patrones de aquella ley abolida, o peor aún, los del paganismo. Así que, medir “el altar” resulta sinónimo de “medir la adoración que rinde la iglesia”. Medir sus “sacrificios espirituales”. Su “sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre” (Hebreos 13:15-16).

2.  Es necesario, pues, medir el culto de la iglesia con la “vara” del Nuevo Testamento, y no, en definitiva, con la del Antiguo Pacto, como tampoco con varas hechas por hombres y mujeres falibles. Jesucristo mismo resalta la nueva forma de adoración a implementarse al entrar en vigor su “nuevo pacto”, diciendo: “…la hora viene cuando ni en este monte [de Samaria] ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad" (Juan 4:21-24). 

3.  Estimado estudioso de estos temas, ¿acostumbran los maestros, predicadores o pastores de su congregación aplicar a menudo la "vara de medir" al culto? No las varas falsas de “gustos personales”, “tradiciones vanas”, “mandamientos de hombres”, “adoración contemporánea”, etcétera, sino la vara hecha en el cielo y disponible en el Nuevo Testamento. Realmente, conviene medir a menudo los cultos y toda actividad de la congregación. Sabio es aquel que "toma la medida espiritual exacta” de cada nueva idea, de cada innovación, que afecte la forma de alabar a Dios. Al respecto, nos limitamos a observar que:

 

-Meros cambios en el formato de cultos, por ejemplo, en la secuencia de efectuar actos de alabanza y edificación, que no violan preceptos divinos. Implementados con inteligencia espiritual, bien pueden ser positivos para los adoradores.

-Por otro lado, cambios que alteren la misma naturaleza fundamental de los actos de culto autorizados por Dios deberían ser rechazados de plano. Por ejemplo, innovaciones que introducen confusión, desorden y griterías en los cultos, claramente quebrantando el mandamiento divino que dice: “Hágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40).

 

E.  "… a los que adoran en él."

1.  Se toma la medida espiritual de cada adorador en el "templo de Dios".

 

a)  Se mide su conocimiento de la Biblia.

b)  Se mide su santidad.

c)  Se mide su sinceridad.

d)  Se mide su fidelidad.

 

2.  Estimado lector, en su congregación, ¿se miden con la "vara de medir" hecha en el cielo el conocimiento, la santidad, la sinceridad y la fidelidad de los adoradores?

 

F.  En sentido general, la orden "Levántate, y mide", puede y debe ser acatada durante toda la Era Cristiana. Sin embargo, siguiendo de cerca el contexto de la Sexta Trompeta, observamos que esta orden es dada específicamente al apóstol Juan después de las revelaciones sobre las "tres plagas" y el "librito abierto". ¿Sería, pues, correcto concluir que la orden se emite para que se cumpla precisamente en el tiempo después de las primeras revelaciones de la Sexta Trompeta pero antes de las últimas que nos llevan casi al punto de la consumación del misterio de Dios? Nuestra convicción es que sí, sencillamente por la razón de que no hay por qué aislar esta orden del resto del texto que revela las profecías de la Sexta Trompeta, anotando de nuevo que referido texto comienza en Apocalipsis 9:14 y termina en Apocalipsis 11:14. El apóstol Juan escucha las palabras: "Es necesario que profetices otra vez..." (Apocalipsis 10:11), y enseguida recibe la "caña semejante a una vara de medir" (Apocalipsis 11:1), con la orden “Levántate, y mide…”.

1.  En las profecías de los tres "ayes" (las últimas tres trompetas) que estamos analizado, se puede discernir claramente una secuencia en términos del tiempo.

 

a)  El tiempo cuando se abre "el pozo del abismo" y sale el "humo del pozo" (Apocalipsis 9:1-3).

b)  Los "cinco meses" cuando las "langostas" atormentan a los que no tienen el sello de Dios (Apocalipsis 9:5 y 10).

c)  "La hora, día, mes y año" en que serían desatados los cuatro ángeles atados junto al río Éufrates (Apocalipsis 9:15).

d)  La aparición del "ángel fuerte", con su proclamación sobre el fin del tiempo y la consumación del “misterio de Dios” para cuando comience el séptimo ángel a tocar la Séptima Trompeta (Apocalipsis 10:5-7).

 

2.  No nos parece lógico obviar esta secuencia evidente al considerar el significado y la aplicación de la orden "…Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él".

 

3.  Asumiendo que tengamos razón, surge la siguiente pregunta: ¿Por qué medir la iglesia, el culto y los adoradores justamente en el tiempo después de las tres plagas? Seguramente, para determinar su verdadera condición espiritual, es decir, el grado real de su conocimiento espiritual, pureza, compromiso, motivaciones, fidelidad, lealtad y valentía frente a los desafíos y peligros que se yerguen, cual demonios feroces y amenazantes, delante de ella.

 

a)  ¿Cuáles son las circunstancias críticas que confrontará la iglesia verdadera de Jesucristo en el tiempo indicado? Se destaca la siguiente: se arrecia considerablemente la oposición de las naciones engañadas, uniéndose estas cada vez más en su propósito diabólico de pelear contra el Dios Creador. Por consiguiente, la iglesia está próxima a entrar en una de las etapas más difíciles de toda su larga historia, a saber, ¡los últimos años de la Era Cristiana, cuando las naciones engañadas intentarán eliminarla “en el lugar que en hebreo se llama Armagedón”! ¿Se encuentra ella debidamente preparada para tan dura confrontación?

b)  Ahora bien, en anticipación de cualquier decisiva guerra o batalla terrenal, los oficiales al mando "miden", es decir, evalúan el estado de sus fuerzas: que si saben manejar con destreza armas y equipos, que si conocen los armamentos y artimañas del enemigo, que si están plenamente conscientes de objetivos y peligros, que si están preparados psicológica y emocionalmente para la batalla, que si tienen ánimo de luchar, que si están armados debidamente, etcétera.

 

(1)  Con todavía mayor precaución y astucia, “se toma la medida” del ejército espiritual llamada “Iglesia” en anticipación de la confrontación crucial en "Armagedón". Y se utiliza solo la “vara” celestial para hacerlo. Cualquier otra daría medidas falsas y engañosas.

(2)  ¿Qué clase de iglesia podrá resistir los embates de aquellos últimos años y las severas pruebas de "Armagedón"? Solo la que se ajusta en doctrina, práctica, lealtad, valentía, etcétera, a las medidas exactas trazadas por Dios para su pueblo.

 

II.  "Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses" (Apocalipsis 11:2).

A.  "El patio que está fuera del templo" es donde pululan las masas de incrédulos (ateos, escépticos, paganos, idólatras, religiosos de toda estirpe, adoradores de demonios y todos los demás pecadores).

 

(1)  En nuestro mundo, hay solo dos lugares espirituales: el templo y el patio.

(2)  El "templo" es la iglesia y el "patio" es el conjunto total de los incrédulos, religiosos engañados y demás pecadores.

 

B.  "…déjalo aparte, y no lo midas…” No hay por qué medir “el patio”, pues se trata del lugar donde se aglomeran los enemigos pequeños y grandes de Dios. Se sobreentiende que ellos no tienen las "medidas" necesarias para agradar al Arquitecto del universo. Medirlos sería echar a perder el tiempo. Así interpretamos el sentido de “…no lo midas”.

 

C.  "…ha sido entregado a los gentiles…"

 

1.  En el lenguaje espiritual del Nuevo Testamento, "gentiles" significa "incrédulos". “Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías” (1 Pedro 4:3). Entre estos “gentiles” se hallan ateos, burladores y quienes adoran a los demonios (Apocalipsis 9:20).

2.  "…ha sido entregado a los gentiles…" significa que los incrédulos ejercitarán, efectivamente, dominio casi universal sobre el mundo al unirse ellos bajo el estandarte de Satanás y marchar, en sentido figurado, hacia la gran confrontación en Armagedón.

 

a)  En el presente (primera mitad del Siglo XXI), la abrumadora mayoría de los gobernantes del mundo profesan fe en el Dios de la Biblia. Abundantes evidencias comprueban que la ética cristiana sigue influyendo de manera impresionante aun en las constituciones y leyes de la mayoría de los países, pese a concertados esfuerzos encaminados a disminuir o eliminar su impacto.

b)  Pero, durante el tiempo del fin, la condición inversa predominará: ¡los gobernantes del mundo serán ateos o personas ("gentiles") sin valores morales y las normas cristianas habrán sido diluidas, olvidadas o descartadas como anticuadas, imprácticas, contraproducentes, contra el bien público, contra el deseo común del populacho, contra la voluntad de los gobernantes y de las cortes!

c)  Existe, a nuestro entender, perfecta concordancia entre esta interpretación y las demás profecías sobre el "poco de tiempo" que hemos analizado.

 

D.  "…ellos hollarán la ciudad santa…"

 

1.  "...ellos" son los incrédulos obstinados que carecen de valores cristianos.

2.  La "ciudad santa" es la iglesia verdadera, llamada también la "Jerusalén de arriba" (Gálatas 4:26) y la "ciudad amada" (Apocalipsis 20:9).

 

a)  En este versículo, "templo de Dios" y "ciudad santa" son sinónimos.

b)  La "ciudad santa" no corresponde a "la Jerusalén actual" ubicada en el medio oriente, pues esta ¡ni es santa ni es libre! (Gálatas 4:25)

 

3.  "…hollarán…"

 

a)  "...hollarán" es la traducción del verbo griego "pateo (patéo). Pateosoudin es la forma del verbo en Apocalipsis 11:2. Según el lexicógrafo Henry Thayer, en Apocalipsis 11:2 la palabra puede significar: "Pisar debajo de los pies, pisotear, es decir, tratar con afrenta y desacatamiento: desacrar la ciudad santa con devastación y ultraje" (Léxico Griego-inglés del Nuevo Testamento. American Book Company. Página 494). El “Diccionario de uso del español” define "hollar" como sigue: "Pisar. Maltratar, estropear o profanar un sitio, entrando en él y pisándolo. También, aplicado a sentimientos, significando despreciar o humillar" (María Moliner. Editorial Gredos. Madrid. Tomo II. Página 56).

b)  De acuerdo con estas definiciones, "hollarán" no significa, necesariamente, "daño corporal". Los "gentiles" (incrédulos) pueden hollar a la iglesia verdadera de muchas formas sin llegar al extremo de agredir físicamente a los miembros. Pueden tratarla "con afrenta y desacatamiento",despreciarla, humillarla y aun destruir sus propiedades, sin ir al extremo de herir corporalmente a los miembros o matarlos. Estas consideraciones son importantes para la interpretación de Apocalipsis 12:5, donde se apunta, refiriéndose a los “dos testigos”, lo siguiente: “Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera”, texto que escudriñamos en la próxima Escena 4.

 

E.  "…cuarenta y dos meses." De acuerdo con los parámetros de tiempo que hemos fijado, apoyándonos en razones poderosas, al menos a nuestro parecer, para el cumplimiento de las profecías de la Sexta Trompeta, estos "cuarenta y dos meses" transcurrirían durante la etapa culminante del “poco de tiempo” cuando ya esté bastante cerca la consumación del “misterio de Dios”.

1.  La secuencia de los acontecimientos revelados por la Quinta Trompeta y la Sexta Trompeta virtualmente obliga a esta conclusión. Repasemos los eventos principales.

 

a)  Se abre “el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno…”.

b)  Enseguida, “salieron langostas sobre la tierra", las que atormentan por cinco meses a los que no tienen el "sello de Dios".

c)  Pasado el “primer Ay” (la Primera Trompeta), sigue el segundo “Ay” (la Sexta Trompeta), y a consecuencia de “tres plagas” muere la "tercera parte de los hombres”.

d)  Ocurridas las “tres plagas”, se escenifica la visión del “librito abierto”, y el “ángel fuerte” proclama el fin del tiempo para cuando comience a sonar la Séptima Trompeta.

e)  Entonces, se emite la orden de medir la iglesia verdadera.

f)   Luego, en la misma Escena donde se ordena la medición de la iglesia también se anuncia que la iglesia será hollada por los incrédulos durante “cuarenta y dos meses”.

 

2.  Extraer la profecía sobre los "cuarenta y dos meses" de su posición natural en el contexto de la Sexta Trompeta sería hacerle violencia al pasaje. Aislarla del contexto de los dos "ayes" que anteceden el fin del tiempo (el tercer ay), para luego aplicarla a la Edad Media, o a cualquier otro período que no sea el del “poco de tiempo”, nos parece realmente irrazonable.

 

a)  Esta profecía sobre los "cuarenta y dos meses" pertenece a la Sexta Trompeta.

b)  La Sexta Trompeta contiene profecías para el tiempo inmediatamente previo a la Séptima Trompeta, cuya voz señala el fin del tiempo, interpretación ya sostenida satisfactoriamente, conforme a nuestra apreciación.

c)  La Sexta Trompeta no anuncia profecías para el Milenio, ni tampoco para la época que antecede el Milenio, por ejemplo, la Edad Media.

d)  Por lo tanto, esta profecía sobre los "cuarenta y dos meses" no es aplicable a la Edad Media o al tiempo del Imperio Romano.

e)  En adición a estas consideraciones de peso, conviene tener presente el hecho de que durante la Edad Media la iglesia verdadera fue "hollada" no por ateos sino por creyentes falsos encabezados por el papado y los gobiernos "cristianos" dominados por la gran madre iglesia apóstata. A diferencia de aquella situación, durante los "cuarenta y dos meses" mencionados en Apocalipsis 11:2, la iglesia verdadera será hollada por gobernantes ateos, es decir, por “gentiles” irreligiosos, que no profesan ninguna clase de “fe en el Dios Creador de la Biblia”, sino que, muy al contrario, montan una guerra contra Dios.

 

3.  En virtud de todos estos factores, no interpretamos los "cuarenta y dos meses" como mil doscientos sesenta "años proféticos". Más bien, a nuestro parecer se trata de un tiempo relativamente corto que precede de inmediato la voz de la Séptima Trompeta. Los tiempos apocalípticos se interpretan de acuerdo con el contexto donde aparece cada uno. El contexto de los “cuarenta y dos meses” es el de la Sexta Trompeta.

 

 

Próxima estudio. Escena 4. Los dos testigos.

 


 

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